viernes, 9 de agosto de 2013

¡Reinvindico el abanico!

..si pudieran hablar
Cada vez que en esta época del año asistimos a una boda, bautizo o funeral, la frase de mi marido en la puerta de casa es: Luisa, ¿has cogido el abanico?. Después, se apretuja contra mí en el banco para recibir el aire fresquito que nos proporciona ese maravilloso invento. Intento ponerme en su piel; soportar 35 grados con los pantalones, los calcetines, la camisa y la chaqueta de manga larga, debe ser sencillamente como estar en el infierno. Miro a mi alrededor y el resto de asistentes: suspiran, se sofocan y poco a poco empiezan a humedecerse; ..pero por algún extraño motivo los abanicos se han quedado en el cajón de casa o en las tiendas. 
Supongo que no están de moda ni son tendencia, pero sobretodo es esa opinión absurda de que los abanicos son solo para señoras, señoras de edad mayormente o menopáusicas. Pues bien, el abanico en sus orígenes era usado tanto por el género masculino como por el femenino y así fue hasta el siglo XX, en el que su uso empezó a ser exclusivo de las damas. En cuanto a la edad de estas, es evidente que nuestras madres, tías y abuelas son mujeres con mucho criterio y personalidad que se ponen por montera modas y tendencias cuando se trata de comodidad y bienestar: una sabia actitud a imitar.
Respecto a las hormonas, lo cierto es que en verano todos pasamos calor, mujeres y hombres tengamos la edad que tengamos e independientemente del nivel de estrógenos o andrógenos.
El abanico es un complemento unisex muy divertido, que aporta a tu imagen frescura, dinamismo y jovialidad, se puede combinar con todas las prendas veraniegas, lo único imprescindible es aprender a manejarlo; los hombres con un movimiento suave a la altura del cuello y las mujeres a la altura del pecho, pero sin golpearlo. No te lo dejes en casa!


Nota: El quitasol, se remonta a la antigüedad egipcia, inicialmente era de gran tamaño, fijo y de forma semicircular y servía para dar aire y espantar insectos. La civilización griega lo adoptó y les siguieron etruscos y romanos. En el siglo IX aparece el abanico plegable en japón y se introduce en china en el siglo X. Los grandes "viajeros y descubridores del mundo" lo trajeron a Portugal, Italia y España (en la época de Pedro IV de Aragón). Cristóbal Colón obsequió a Isabel la Católica a su regreso América con un abanico.
Su época de máximo esplendor fue durante los reinados de Luis XIV y Luis XV, fabricados con piedras preciosas, tafetán, oro y metales preciosos. En el siglo XVIII, España se convirtió en uno de los principales productores del mundo rivalizando con Italia. 
En el siglo XIX  tuvo "su propio lenguaje" amparando las "confidencias" de las damas de toda una época.

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